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Naturalmente Mamá


Nov 4, 2019

Esta Historia de Parto es muy especial para mí, porque tengo de invitada a mi hermana menor para contar como mi primera sobrina llegó al mundo. Daniela Jiménez nos habla de como toda su vida quiso ser mamá y como su primer y segundo embarazo no llegaron a termino, y nos habla como afronto el tercer embarazo cuando empezó a manchar y le dieron un mes de reposo. Habla de su determinación de tener un parto sin medicamentos y de como se preparó para el gran día yendo a yoga prenatal y leyendo muchísimo. También habla de su experiencia con la bilirrubina alta y de la necesidad de poner a la bebé najo la lámpara y de suplementarla con formula para regular la glicemia hasta que le bajase la leche.

 

Daniela es Venezolana y actualmente reside en Chile junto a su esposo Manuel, ella empieza contando como siempre quiso tener un hermanito o hermanita y al darse cuenta que era imposible, volcó todo su amor a las muñecas que consideraba sus hijas y de como disfrutaba de ver reportajes de embarazos y partos en Discovery Home & Health.

 

Cuando conoce a su actual esposo, ambos tenían la misma ilusión de ser padres ya que ambos adoran a los niños y durante su noviazgo, el tema de los hijos salía a relucir, sin embargo, su mudanza a Chile retraso un poco el buscar un embarazo y cuando finalmente ocurre, pasó por un aborto espontaneo. Meses después deciden buscar de nuevo y se alegran mucho al ver le positivo en la prueba, pero su mundo se derrumba cuando en la ecografía ven un embarazo anembrionado, es decir, solo hay un saco vacío y le toca hacerse un legrado.

 

El haber atravesado por dos perdidas en menos de seis meses, los llevó como pareja a hacerse estudios para comprobar que no existiese alguna condición que les impidiese intentarlo de nuevo con éxito. Para su sorpresa y alegría, los resultados arrojan que ambos estaban en perfectas condiciones, sin embargo, escogieron tomarse las cosas con calma y no buscar un embarazo para sanar.

 

Fueron meses en donde asimiló a sus dos bebes estrellas, porque, aunque no lograron llegar a termino, Daniela comenta que desde el momento que vio el positivo en la prueba de embarazo ella se sintió mamá.

 

Unos meses después deciden ponerse en control con una nutricionista que era experta en fertilidad y les sugirió suplementos naturales como el selenio, vitamina D y una alimentación diseñada para sus necesidades. Al cabo de unos tres meses, Daniela tiene un retraso, del cual se da cuenta enseguida porque conoce muy bien sus ciclos y no se ilusiono mucho porque pensó que era el estrés típico de diciembre.

 

Como precaución, no tomó alcohol en Navidad y aunque le tenía que llegar la menstruación el 22, prefirió no hacer ilusiones. Pasan los días y ya para año nuevo decide salir de dudas y compra una prueba súper económica y termina dando negativo, pero seguía sin llegarle el período, así que decide comprar una prueba Clear Blue, la cual si le dio positivo.

 

Daniela describe que ese momento como muy feliz, pero también aterrador porque significaba que se embarcaban por tercera vez en camino que no había terminado bien las dos veces anteriores, así que decidieron no ilusionarse ni contarle nada a nadie hasta no hacerse la primera ecografía.

 

Obtuvo las ordenes medicas que necesitaba y a las dos semanas del primer positivo, fue a la cita de la ecografía junto con su esposo. Ambos estaban aterrados por lo que podían encontrarse, sin embargo, por primera vez pudieron ver latidos en la pantalla. Con la confirmación de que todo iba bien, decidieron aprovechar para contárselo a la familia que estaba de visita en Chile por las fiestas de navidad.

 

Transcurrieron cuatros días y empieza a manchar. No lo podía creer, de todas maneras, en esta oportunidad se trataba de un desprendimiento del saco, así que le recetaron medicamentos y reposo absoluto por un mes, lo cual fue suficiente porque trascurrido ese mes, el medico le dio luz verde para reanudar sus actividades como siempre.

 

Le pregunté a Daniela como hizo para navegar un sistema de salud desconocido y ella comenta que en Chile la salud o es publica o privada, pero ambas se pagan. Cuando deciden buscar un embarazo ellos escogen un plan medico que tuviese maternidad full para que tuviese cobertura en el parto.

 

En cuanto a la clínica, escogió una que estuviese acondicionada para atender plenamente las necesidades de un bebé recién nacido en caso de necesitar algún tipo de intervención u hospitalización, ya que no todas incluyen ambos cuidados bajo el mismo techo.

 

Daniela cuenta que presenciar el parto de su primer sobrino (es decir, el parto de mi hijo Bruno) la marcó de forma positiva y la hizo anhelar un parto vaginal para ella también, de hecho, bromea que ella hasta quería poder salir caminando después de parir al igual que lo hice yo.

 

Cuenta que mucha gente no podía creer que ella quisiera tener parto natural, sin ningún tipo de medicamentos cuando la ciencia había avanzado tanto, pero ella estaba muy consiente de lo que quería y el porque, aunque aclara que no se cerraba a la posibilidad de una cesárea si las circunstancias lo requerían.

 

Cuando le menciona a su ginecólogo sus intenciones de tener un parto vaginal sin medicamentos, directamente le dijo que conocía a la matrona perfecta que la iba a acompañar. Daniela cuenta que conoció a su ginecólogo luego de su primera perdida donde tuvo una experiencia fatal con el medico que la atendió y decidió cambiar su cuidado.

 

Daniela nos tuvo tres citas con la matrona antes del parto y en cada ocasión se habla de temas diferentes, siempre enfocado en las expectativas y deseos de la madre. También la matrona le recomendó ejercitarse regularmente porque, mantener una alimentación balanceada y tomar un curso de preparación para el parto, donde iba a aprender las fases del trabajo de parto, que papel juega la oxitocina y el cortisol en el trabajo de parto, lo cual le llevó a tomar la decisión de solo estar con su esposo en el cuarto durante el nacimiento de la bebé.

 

Habla también de las conversaciones que tuvo con su esposo para que estuviesen ambos en la misma pagina, de los libros que leyeron juntos y de las técnicas que iban practicando como preparación al parto.

 

Daniela cuenta que tuvo un embarazo tranquilo, no tuvo problemas de tensión alta o de azúcar y que todo se fue dando muy bien. Durante el control de la semana 38 la bebé estaba en posición cefálica y aunque no se había encajado, se había empezado a descender. Al día siguiente le toca ver a su matrona y la encuentra muy bien, pero no tenía muchas señales de que la bebé nacería pronto.

 

Ese martes después de ver a la matrona, Daniela cuenta que tuvo contracciones, sin embargo, no le dolían y como desde la semana 34 las Braxton Hicks estaban a la orden del día, sobre todo al final, realmente no les dio mucha importancia, sin embargo, pasó toda la noche con contracciones y cuando de levanta a la mañana nota que había manchado un moco y pensó que estaba botando el tapón mucoso.

 

Siguió su rutina normal durante toda la mañana y luego de almorzar algo le dijo que debería empezar a contarlas, así que utilizó una aplicación en su teléfono y se da cuenta que están súper rítmicas, entre 4 y tres minutos. Decide mandarle una captura de pantalla con las contracciones a su esposo que estaba trabajando y también le avisa a su mamá y a su suegra, quienes estaban limpiando la casa.

 

Su suegra es ginecólogo obstetra y se llevó un doppler ara poder escuchar a la bebé y cuando la chequea todo estaba bien y la bebé toleraba las contracciones muy bien, sin embargo, se asombra de que de martes para miércoles la bebé se había encajado.

 

Conforme fueron pasando las horas, las contracciones se iban acercando cada vez mas y como estaba sola en el cuarto, Daniela encontró que bailando las toleraba, que cuando se movía no sentía dolor, sino una leve presión, así que el trabajo de parto se la pasó bailando.

 

Recuerda que a eso de las 5pm llega su esposo, pero como la vio tan relajada, hizo su vida normal y sin mucho apuro. Sin embargo, llegó un punto en el que ella decide llamar a la matrona y ella le recomiendo tomarse un baño y que se fijara si continuaban las contracciones al mismo ritmo, para irse a la clínica o seguir un rato mas en casa.

 

Curiosamente recuerda el baño como doloroso y un poco traumático, porque al no poder bailar, las contracciones venían cada dos minutos y le dolían mucho. Al salir del baño llama de nuevo a la matrona porque le seguían doliendo y ella le dice que se vayan a la clínica.

 

Cuando llega a la clínica, la chequea la matrona de guardia y le dice que tiene 4 centímetros de dilatación y la ingresaron. Continúo bailando durante el trabajo de parto y cuando su matrona llega, unas dos horas después de ser ingresada, la chequea y ya iba por 5 centímetros, así que decide quedarse con ella porque las contracciones eran fuertes.

 

Daniela cuenta que ella sentía dolor cuando la tocaban y no cuando bailaba, porque cualquier masaje mas bien la distraía y la sacaba de concentración, así que tanto la matrona como su esposo siguieron su pauta y la dejaron tranquila.

 

A eso de la 1am la matrona le pregunta si le puede hacer un tacto para chequearla y ya estaba en 9 centímetros, así que ya era momento de avisarle al medico y le ofreció comer algo, así que le trajo un helado de piña.

 

El trabajo de parto para lograr los nueve centímetros no fueron nada, comparado con el trabajo de parto para lograr el ultimo centímetro que le faltaba. Recuerda que la matrona le preguntó si quería ir al baño a orinar y ella le dijo que si, trató pero no pudo y cuando salió del baño sintió un dolor tan, pero tan fuerte que gritó durísimo porque sintió que la partieron en dos, ese fue el momento justo cuando llegó a los 10 centímetros.

 

La matrona preparó la cama de manera que Daniela quedaba sentada, también le puso una baranda y una tela para que pudiera ayudarse a hacer mas fuerza al momento de pujar. Daniela cuenta que estaba un poco asustada al momento de pujar y cuando la matrona y el medico se dan cuenta, le preguntan a que le temía y ella confesó que no quería desgarrarse, ellos le aseguraron que no iba a suceder y que para eso le estaban poniendo compresas calientes para ayudar a la zona.

 

Eso le ayudó a relajarse y a empezar a pujar como era, a pesar de que ya eran mas de las 3am y tenían alrededor de hora y media pujando. En una de esas la matrona le avisa que la bebé ya estaba coronando y su mente le juega una mala pasada a Daniela, y pensó que la bebé no podía estar mucho tiempo ahí y se podía asfixiar, entonces en la próxima contracción puja con tanta fuerza y determinación para sacarla, que la bebé salió disparada y la matrona la agarró como si fuese una pelota.

 

Recuerda que en algún momento le dijeron que dejara de pujar, pero su cerebro primitivo estaba al mando y realmente no escuchó y pujó mas sin la contracción y lamentablemente ahí se desgarró.

 

Logró tener a Sofía en el pecho durante la hora sagrada, sin embrago, toda esa hora el medico también estuvo suturándola, por que aunque no le dijeron en el momento, tuvo desgarro del 3er grado y ameritó 10 puntos y necesita rehabilitación luego de sanar.

 

Luego de la hora sagrada, la pesaron, la limpiaron y la vistieron.

 

Daniela contó también su experiencia con la ictericia y la glicemia baja de la bebé y de como tuvo que suplementar con formula para poder solventar tanto la bilirrubina alta, como los niveles de azúcar en la sangre.

Ya para finalizar, Daniela invita a todas a confiar y creer en su cuerpo porque si es posible parir sin ningún tipo de anestesia o analgésico.

 

Los libros que menciona Daniela en este episodio:

 

Puedes conectarte con Daniela Jiménez a través de:

IG: @DanielaJZ

 

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